domingo, 25 de septiembre de 2011

3012

Una nueva aventura de : SERGI, EL JUSTICIERO DEL UNIVERSO INMENSO.


Dómun se mueve. En todos lados se mueve. De pronto grandes terremotos ponen en alerta a los ciudadanos del planeta de Sergi y su gente. Cataclismos, tsunamis y toda clase de fenómenos naturales comienzan a ocurrir en este lugar del Universo que era tan tranquilo. ¿A qué se debe? Pregunta, Sergi, a los científicos más encumbrados de su querido planeta. No sabemos todavía. Es la respuesta que le dan. Estamos investigando con toda nuestra tecnología que como bien sabes, Sergi, es la más avanzada de toda la galaxia.

Estoy preocupado, madre. Le dice, Sergi a Lidia, la Princesa de todos los Cielos Azules del Universo. Esto no es normal, todo Dómun parece que fuera a estallar… Los hombres de ciencia no saben que decirme y la gente tiene miedo.

Sergi, querido hijo, esto para mi tiene una explicación.

Cuál, madre.

Hace miles de años, el desaparecido planeta Tierra, vivió algo así de acuerdo a una antigua profecía de una civilización que desapareció misteriosamente: Los Mayas.

Sergi, se acomoda en su sillón de líder de su planeta, dispuesto a escuchar con mucha atención a su madre porque sabe de su enorme sabiduría.

Ocurrió en el año 2012 de ese planeta azul. Enormes cataclismos destruyeron gran parte de la Tierra, aunque no ocurrió lo que se temía.

Qué se temía, madre.

El fin del mundo. Eso ocurrió varios siglos después y por otras causas, pero la humanidad quedó muy lastimada por las desgracias que ocasionó la naturaleza. El miedo se instaló en la gente que comprendió que eso ocurría por lo mal que se comportaban con el único lugar en el que podían vivir; su única casa en el espacio sideral.

Pero eso no pasa aquí en Dómun, madre, tú sabes de lo respetuosos que somos con nuestro lugar en el Universo.

Lo sé, mi querido, Sergi, lo sé, pero la casi coincidencia de las fechas, aunque sean mil años más, me hacen pensar que aquellas antiguas profecías Mayas se hacen realidad en Dómun.

Sí, madre, somos descendientes de los sobrevivientes de la Tierra. Hasta aquí llegaron nuestros antepasados hace ya 3012 años... Pero, ¿qué hemos hecho mal para que este planeta esté tan enojado? Tengo que averiguarlo.

Sergi investiga, estudiando antiguos documentos, en las ruinas de la ciudad que los antepasados llegados del desaparecido planeta Tierra fundaron, llamándola: Nueva Aramea. Sólo él puede leer e intentar comprender esos extraños jeroglíficos: “Llegará de aquél que viaja el fin de este que no viaja. “ Llegará de aquél que… ¿Qué querrá decir esta extraña frase que parece una profecía? Sergi no duerme, piensa, se devana los sesos, tiene que descifrar este verdadero acertijo. Convoca a todos los sabios de Dómun. Nadie le encuentra la vuelta y mientras tanto las noticias de más terremotos preocupan a todos los ciudadanos que esperan lo peor. La naturaleza se ha ensañado con ellos.

“Llegará de aquél que…” De aq… ¡Del cielo! Claro, del cielo, tiene que ser algo que viaja por el Universo y viene directamente a nosotros que estamos aquí, quietos.

Todos los sabios, astrónomos y científicos de Dómun se reúnen con Sergi, el Justiciero del Universo Inmenso. Si algo se acercara a nosotros ya lo habríamos visto, le dicen. Estoy seguro de que estos cataclismos son producidos por un planeta que ejerce una atracción poderosa sobre nuestro planeta. Les dice, Sergi, con autoridad. Observen los radares interestelares, los poderosos telescopios que ven más allá del final del cosmos, estoy seguro de que esto es por algo que viene de muy lejos.

Efectivamente. Un planeta errante que ocultaba la nebulosa, Humo Oloroso, es visto de pronto desde el telescopio llamado, Vidrio de Síffonn. Lamentablemente es descubierto muy tarde. En siete días impactará contra Dómun destruyéndolo, porque si bien es errante, su puntería es infalible. No hay vuelta que darle, Sergi, una vez más tiene razón y, 3012 será el año del fin del Dómun.

Lluvia, la Princesa más hermosa que el rocío de la mañana, Soberana de todos los Soles Interestelares, no quiere despegarse de su amado Sergi. Sabe que sus días juntos están contados. Pero Sergi no se quedará quieto esperando el desenlace final, no, piensa que la única manera de salvar a Dómun es destruyendo el planeta errante que además es pura roca solar, no hay agua en él y por lo tanto está deshabitado. ¿Pero cómo? Consulta a los sabios, soldados y científicos y todos llegan a la conclusión de que la única manera es con rayos láser-atómicos. Cosa que no se puede hacer desde Dómun por la enorme distancia que todavía los separa. Hay que ir al encuentro del planeta que los destruirá, lo cual llevará días.

Es muy peligroso, mi amado, Sergi. Se lamenta, Lluvia.

No hay alternativa. Dice, Sergi. Sólo dos naves son tan poderosas para llegar hasta él y destruirlo: La mía, Supernova V LOZ y la de Paula e Isla. Pero no puedo arriesgarlas a ellas… No… Iré yo solo.

¡Ni locas nos dejarás aquí! Se escucha la voz de Paula que ha oído todo.

No te desprenderás de nosotras. Arremete, Isla. Nuestra nave no la conduce nadie más.

Saben que quizá no regresemos con vida… Les advierte, Sergi.

Tú solo no puedes, si nos quedamos aquí, todos moriremos. Dice muy segura, Paula.

No creo que puedas con ellas… Le asegura, Lluvia.

Qué trabajo el de Arancha, la sacerdotisa del planeta más pacífico del Universo, + Bu heno KELPAN, siempre tiene que bendecir a estas dos niñas temerarias antes de partir a misiones tan peligrosas, pero es la manera de protegerlas. Lo mismo que la Princesa Lidia, al tener que demostrarle tanta seguridad a su hijo, Sergi, aunque por dentro tema por él. Su única ayuda es colgarle del cuello la Medalla de la Justicia Justa que lo protegerá y lo mantendrá comunicado mentalmente con ella.

Después de tres días de preparación, ya están las dos naves listas. Cargadas de rayos láser-atómicos para cumplir con la misión. La despedida es muy emotiva. Todos saben que quizá no se vuelvan a ver, pero para Sergi, Paula e Isla, esta es la misión más importante de sus vidas. Deberán salvar a Dómun de la destrucción, no hay nada que supere eso. El planeta errante está a sólo cuatro días de distancia; eso es nada en el Universo. Y al fin parten las dos naves. Sergí, el Justiciero del Universo Inmenso, como siempre, acompañado por su fiel perro, DogX1

A tres días del impacto.

Las dos naves viajan a gran velocidad. Cruzando nebulosas, bordeando satélites, esquivando grandes y pequeños meteoritos, y casi divirtiéndose los tres aunque la misión sea tan peligrosa y difícil. Mientras, en Dómun, Lidia, Lluvia y toda la población, rezan a todos los Dioses buenos del Universo rogándoles por el éxito de tan delicada responsabilidad de nuestros pequeños y a la vez grandes héroes.

A dos días del impacto.

Los cataclismos en Dómun son cada vez peores. Toda la población los soporta con hidalguía y esperanzas en Sergi y sus queridas amigas. Mientras, las aguas doradas de los mares crecen inundando campos y poblados, los ciudadanos se refugian en lugares donde el agua no llega. Los terremotos son cada vez mayores. La cercanía del planeta errante empeora las cosas. La Princesa Lidia, confía en su temerario hijo, sabe que es la única carta de triunfo que tienen, y también porque ella está conectada a él aunque esté a miles de Kilómetros.

A un día del impacto.

Bien, amigos de Dómun, estamos cerca y ya tengo un plan de ataque.

Dinos cuál es, Sergi.

Escuchen bien, Paula e Isla, me adelantaré hasta poner mi nave al oeste del planeta errante. Ustedes siguen directo a él. Cuando esté en posición, a una señal mía, lanzamos los rayos láser-atómicos al mismo tiempo para que el impacto, desde dos lados, sea más destructivo... ¿De acuerdo?

De acuerdo, Sergi… Dice, Paula. Y si fallamos, cuál es el plan B.

No hay plan B, no hay tiempo para eso, si esto falla será el fin de todo lo que existe en Dómun.

Lidia, desde el centro espacial de Dómun le habla a su hijo: No fallarán, lo sé, mi amado hijo, confío en ti más que nada en el Dómun.

Gracias, madre, sólo deseo volver a verte, a ti y a Lluvia. Las extraño mucho.

¡Guau!

DogX1 también las extraña.

A ocho horas del impacto.

¡Por todas las estrellas Tres Marías del Universo!

¿Qué ocurre, Sergi?

El disparador de mi nave no funciona, no podré lanzar mis rayos.

¡Rayos y Centellas! Grita Paula. ¡Cáspita! Grita, Isla. Se ve que leen antiguos comics.

Sólo queda una cosa por hacer, así que prepárense, no podemos perder tiempo, me lanzaré con mi nave hacia el planeta. En cuanto esté cerca les aviso a ustedes, mis amigas, para que lancen los rayos láser-atómicos.

¡Pero, Sergi, morirás! Le dicen desde la base de Dómun.

¿Acaso tienen una mejor idea? Les contesta. En segundos perderemos comunicación con ustedes, sólo podré tenerla con Paula e Isla. Madre, te amo; Lluvia cuidaré de ti desde el Cielo de todas las almas… La comunicación se corta. Una tristeza infinita invade a todos en el Centro Espacial. Lluvia llora lágrimas dulces. Lidia se concentra para estar comunicada con Sergi hasta último momento. Todo Dómun espera el desenlace.

Pasa una hora más larga que la cola de un cometa. Los segundos parecen minutos y los minutos horas. Cuando de pronto: ¡Impresionante! Exclaman todos los habitantes de Dómun al ver la explosión más grande de todos los tiempos en el cielo. El planeta errante estalla en millones de pedazos que se convierten en polvo cósmico. El espectáculo es realmente magnífico. La misión encabezada por Sergi ha sido un verdadero éxito. Ya no hay peligro de choque; los terremotos ceden, las aguas bajan, el querido planeta de nuestro héroe se ha salvado de una gran catástrofe. La alegría invade a todos, pero, en el Centro Espacial, no. Todos saben que Sergi dio su vida por ellos y ahora ruegan que las queridísimas Paula e Isla estén regresando a casa.

Las horas pasan, no hay comunicación posible. La concentración de la Princesa Lidia, que no sale de su trance, preocupa a todos. De pronto se escucha: Paula, llamando a base… Paula llam… ¿Me escuchan? Trrrr… tututut…. Rrrrr ¿Me escuch…?

Sí, Paula te escuchamos, adelante.

Paula, llamando a Base… ¿Me escuchan?

Te escuchamos, adelante, Paula.

¡Contesten, pedazos de rocas galácticas! ¿Qué se creen que estamos de vacaciones?

Te escuchamos, Paulita, te escuchamos.

Ah, por fin… Estamos yendo en busca de Sergi y DogX1…

¿Cómo? ¿Están vivos?

Claro que sí, Sergi programó la Supernova V LOZ para lanzarla al planeta errante y luego se eyectó con su perro enfundados en trajes espaciales. Una hora después, cuando calculamos que impactaría la nave sobre el planeta, lanzamos nuestros rayos y logramos el éxito final de la operación.

Lo verdaderamente impresionante fue la algarabía que se desató en el Centro Espacial de Dómun al escuchar semejante noticia. Lidia, abrazó a Lluvia diciéndole: Yo sabía, sabía que mi hijo estaba vivo. Lo supe a través de la medalla de la Justicia Justaporque él nunca dejó de apretarla con su mano.

Isla se dirigió a la base: A Sergi y a su perro les quedan 20 minutos de oxígeno pero nosotras llegaremos en quince y luego todos a casa. Por favor, encarguen unas pizzas de pepperoni y el mejor hueso con sabor a lagarto dulce para DogX1. Estar tan lejos del hogar siempre da hambre.

Otra vez nuestro héroe triunfó. Esta vez para salvar a su querido planeta. El año 3012 sólo será una anécdota por los siglos venideros. Y para nosotros, queridos lectores, una nueva aventura ha terminado. ¡Salve, Sergi, el Justiciero del Universo Inmenso!

lunes, 12 de septiembre de 2011

La dama en la ventana.

La foto que ilustra este cuento no fue tomada por mí.

Me levanté casi al mediodía aquel día que cambiaría mi vida; con resaca después de quedarme hasta tarde bebiendo la última botella de whisky que me quedaba. La cabeza me dolía terriblemente, pero no lo suficiente como para no poder leer el contenido de un sobre que alguien deslizó por debajo de la puerta de mi despacho, que es además el lugar en el que vivo. Mi economía no daba para más; hacía un tiempo largo ya que mi billetera sufría de soledad. La nota hablaba de un nuevo trabajo, pero seguramente también de un sin fin de problemas. El whisky de la noche anterior había sido mi cena aunque sólo alimentara mis ratones; no podía rechazar esa propuesta.

“Mister Flynn, he estado llamándolo sin suerte por eso me he llegado hasta su oficina; pero sigo sin suerte. Le ruego se acerque a mi mansión. Necesito contratar sus servicios urgentemente. Miss Lauren Monroe.” Al final de la nota dejó su dirección. Esta mujer no es otra que la actriz de Hollywood más despampanante que existe; por lo menos para mí que e visto una y otra vez sus películas. Si me excitaba al verla en la pantalla, no quería pensar cuando la tuviera enfrente, y eso era algo que no hubiera querido que suceda. Me conozco muy bien, soy capaz de perder la cabeza por una mujer como ella, lo cual no estaba mal con lo que me dolía esa mañana.

Cuatro cafés más negros que el luto con unos huevos revueltos, tostadas y dos aspirinas, es lo que me sugirió Charlie, el barman del snack de la esquina de mi oficina-house, para despejarme y afrontar a la Monroe firme como una estaca. Ve con fe y triunfa, me dijo antes de irme; claro, es tanto lo que le debo que no ve la hora de que resuelva un caso.

Mi Plymouth me condujo casi solo hacia las colinas de Los Ángeles donde viven todas las estrellas del cinema; es que me gusta pasearme por allí de vez en cuando, imaginando vivir en una de esas mansiones con piscinas de agua fresca y rodeado de rubias que me dan de comer en la boca. Desde que era un bebé que no me ocurre algo así; me refiero a lo de darme de comer en la boca; mi madre era pelirroja.

Pase usted, me dijo el ama de llaves, una mujer con cara de malvada como la de Bette Davis. La señora lo espera en su cuarto, es arriba, por esa escalera. Le di mi sombrero dándole las gracias y subí. Numerosas pinturas decoraban la casa; se me ocurrió que si eran originales, las que estuvieran en los museos serían falsas o viceversa; me quedé con esto último. La puerta de su cuarto estaba abierta. Entré… Y casi me desmayo: la Monroe, la mujer más sexy del cine, estaba parada de espalda junto a la ventana y el contraluz dejaba ver su perfecta figura casi desnuda, tal cual aparecía en su última película candidata al Oscar: “La dama en la ventana”. Gracias al cielo no tuve un orgasmo repentino que me hubiera puesto en ridículo.

Mister Flynn, tiene que ayudarme a ganar el Oscar, me dijo sin darse vuelta. Perdón, Miss Lauren, creo que se equivocó de persona, yo no tengo ni voz ni voto en la Academia, es más, en la última elección a presidente no voté, estaba enredado con una morena republicana que…Dio media vuelta, se me acercó hasta sentir su perfume que me embriagó más que la cerveza de la noche anterior y, mirándome con sus ojazos azules directos a los míos, me dijo: De eso se trata, de un miembro de la Academia que está enredado con mi mayor competidora, Marilyn Russel… Lo envidio, le dije, pero qué quiere que haga… Acercando sus pechos voluminosos a mi pecho chato como una tabla de lavar, me dijo muy suelta de cuerpo: Quiero que lo rapte para que no pueda votar ni influir en los demás jurados… Mire, Miss, yo no me dedico a hacer esa clase de trabajos, sólo soy un detective privado, le dije, sintiendo que mi billetera, en el bolsillo interno de mi chaqueta, le daba un pellizco a mi tetilla izquierda.

Mi Plymouth conoce el camino de regreso mejor que yo. Encendí un cigarrillo, le di una larga chupada, eché el humo fuera del carro, y pegué un grito de alegría: ¡Charlie! ¡Allí voy a pagarte lo que te debo! Doscientos dólares por día más gastos, le había dicho a la Monroe. Me pagó una semana por adelantado con un extra: Se entregó a mí. A mí, que soñé tanto con ese momento al verla en el cine. Pero debo reconocer que mi euforia fue por los mil cuatrocientos dólares en mi billetera; lo otro sólo me hizo acordar a mi primera vez, de adolescente, en el granero de la granja de mi padre en Kentucky, con una oveja. Es verdad eso de que lo bueno sólo ocurre en las películas.

El tipo es un conocido productor de Hollywood llamado John Tucson; hombre influyente en el mundo del cine además de millonario, extravagante, rodeado de jóvenes apetecibles aspirantes a estrellas y… Por esa razón empecé a odiarlo; no sólo lo raptaría sino que le metería una bala en los testículos.

Luego de pagarle a Charlie parte de la deuda y comerme una suculenta hamburguesa con patatas fritas, además de comprar otra botella de whisky para la medianoche, me dirigí hacia la mansión de Tucson. Tenía que vigilarlo y encontrar el momento adecuado para raptarlo sin despertar sospechas. Es un tipo muy influyente y seguramente toda la poli de LA lo buscaría por cielo y tierra. Pero, valía la pena el riesgo, serían dos semanas de trabajo y dos mil ochocientos grandes; una fortuna para mi y varias noches de borracheras para olvidarme de mis problemas. Estacioné cerca de su casa; la noche era muy cerrada lo que me ayudó a acercarme sigilosamente. De pronto, los faros de un auto acercándose me obligaron a ocultarme tras una cerca. El Ford estacionó al frente de la mansión de Tucson. Descendió un hombre, apenas lograba ver su silueta desde mi escondite, y se dirigió a la puerta golpeándola con sus nudillos muy suavemente. La puerta se abrió y me pareció ver que quien lo recibía era una mujer. Quizá haya una fiesta privada, pensé. Me acerqué hasta el ventanal del frente para ver que sucedía dentro de la casa y… Casi salgo corriendo a buscar un teléfono para llamar a los cronistas de espectáculos más picantes de Hollywood. Pero no quise arruinarle el prestigio al pobre de Tucson, no me pagaban para eso.

Tucson, vestido con ropa de mujer a pesar de sus piernas peludas y su incipiente bigote, besaba apasionadamente al hombre recién llegado que no era otro que Harry Valentino, apodado “el Gaucho”, un actor latino amado por millones de mujeres por su hombría y porte de seductor. ¡Si supieran! Con más razón pienso ahora que todo lo que se ve en el cine no es la pura realidad. Me alejé de allí dándome cuenta de que no valía la pena secuestrar al hombre; no sería un problema para Miss Monroe; seguramente su supuesto romance con Marilyn Russel era sólo cosa de la prensa sensacionalista. Casi estaba por abordar mi auto cuando estacionó otro auto frente a la mansión del famoso productor. Esta vez descendió una mujer, golpeó la puerta muy suavemente, le abrieron y entró a la casa rápidamente. Parece que habrá una fiesta de verdad, me dije en voz alta. Dos disparos me contestaron.

Tucson y Valentino, “el Gaucho”, murieron de dos certeros disparos en el pecho. Atrapé a la dama que los mató cuando salió corriendo de la casa intentando huir. Nada menos que Miss Marilyn Russel. Se quedó paralizada cuando me vio apuntándole a la cabeza con mi Luger. No intentó nada. Luego confesó ante la poli que tenía sospechas del romance entre estos dos hombres y decidió matarlos porque se sintió humillada por Tucson, al que amaba con locura. Miss Monroe tenía razón, y ahora, sin que yo tuviera que hacer nada, su carrera al Oscar estaba asegurada. Mi preocupación fue que no podría cobrarle los mil cuatrocientos dólares que faltaban; el caso se resolvió en un santiamén. Aunque, para mí, había algo que no cerraba en todo esto.

Al otro día, después de levantarme otra vez con dolor de cabeza por el whisky que me había tomado hasta quedarme dormido, desayuné en lo de Charlie con más cafés negros encima que la familia de los dos muertos, y salí para lo de Miss Lauren Monroe. Tenía una corazonada.

Allí estaba, la Dama en la ventana, esperándome traslúcida por el sol con toda su magnífica desnudez que yo ya había probado. Mister Flynn, me dijo esta vez de una forma para nada sensual, creo que ya no tiene nada que hacer por acá, todo ha terminado con dos lamentables asesinatos y una mujer despechada, presa… Sí, Miss Lauren, es verdad, pero falta algo, le dije con firmeza… ¿Su dinero? ¿Quiere algo más, acaso? Me dijo casi furiosa. No, Miss Lauren, la quiero a usted en la cárcel por autora intelectual del crimen.

La Monroe sabía del romance de Tucson con “el Gaucho”, ¿cómo la sabía? Simplemente porque ella también era una mujer despechada y se sabe que una mujer así es capaz de cualquier cosa. Había pasado un par de noches con Valentino lo que la había enamorado de este latino nacido en Arizona, esto lo supe al leer el expediente de su muerte. Descubrió el romance de Valentino con Tucson que a la vez era el amante de la Russel. Me usó a mí para vigilarlo mientras le hacía saber a la Russel de lo que estaba pasando entre los dos hombres, imaginando de lo que sería capaz esta mujer con fuerte carácter; nada menos que matarlos a ambos. Justo yo estaba ahí para ver todo lo que pasaba y atrapar a la asesina con las manos en la masa. Y listo, el camino libre y la Academia a sus pies.

En algo me equivoqué; una de mis sospechas con respecto a las pinturas en la mansión de la Monroe no fue acertada. Eran originales. La que elegí, un Picasso, como pago por no delatarla, la vendí en una verdadera fortuna en el mercado negro y, aquí estoy, en Miami, gozando de unas merecidas vacaciones con dos rubias despampanantes que me dan de comer en la boca, y que para nada me hacen acordar a la oveja que fue mi primer amor en el granero de mi padre en Kentucky.

Anoche, en el radio del hotel, escuché en directo la ceremonia de los Oscar. Fue muy emocionante oír: La ganadora del Oscar a mejor actriz principal, es… ¡Loretta Young!