martes, 1 de enero de 2013

Café, calentito el café.

El día que empezó aquel año terminé mi relación con ella. El día que terminó el año anterior a ese, empezaba mi relación con ella. Así era yo siempre: rápido para los negocios y lento para que perduren.

Un día fui millonario, hace tiempo, logré en un instante lo que a otros les lleva toda una vida: gané la lotería. Cuando cobré el dinero, contante y sonante, contraté -es una manera de decir- a diez mujeres hermosas para que pasaran una semana conmigo, con todas las "aspiraciones" habidas y por haber. Sólo duró un día; me durmieron y se llevaron toda la plata.
Un día me enamoré de una mujer que no viene al caso, al otro día la odié. No pude soportar que no supiera hacer un café que me mantenga siempre despierto. No soporto dormirme desde que aquellas mujeres me robaron.

El día que empezó aquel año supe que iba a ser el último en el que todo me durara "nada", porque me lo propuse. Así no puedo seguir, me dije, ayer conocí a la mujer más maravillosa que se ha cruzado con mi vida, y hoy la pierdo en un cerrar y abrir de ojos. Sí, porque cuando desperté ya no estaba. El aroma del café humeante recién hecho fue lo primero que se metió en mi nariz esa mañana. Por esa razón descubrí dos cosas importantes: algo más podía entrar por mi nariz y ella sabía hacer el más rico café sin que dejara de ser fuerte.
En los días, semanas y meses de aquel año la busqué sin descanso. En los años siguientes también. No volví a tomar café desde el día que empezó aquel año. Pero mi insistencia, mi propuesta a mí mismo, tuvo su premio.

El primer día de este año, la vi de madrugada salir de un cabaret. Flaca, desgarbada, mal vestida y peor pintada. Me desplomé. Mil años le pasaron por encima, y mil hombres también. Era un espantapájaros con su mirada perdida en un horizonte muy lejano.
Ahí nomás, el día que empezó este año, yo empecé otra vez mi relación con ella. Me cambió la vida. Entró nuevamente por mi nariz el aroma del café recién hecho y el perfume de su cuerpo. Nada más, lo juro.

El día que termine este año, sé que terminaré mi relación con ella. No podré soportar más que el día que empiece el nuevo año, mi vida siga siendo tan aburrida y sin "aspiraciones", entonces, la asesinaré, total ya me enseñó a hacer un buen café y muy fuerte.