martes, 28 de julio de 2015

Mi viaje.


Recorrí las Américas desde Chichen Itzá, El Cuzco, hasta llegar al Río de la Plata. Luché contra Aztecas, Incas, Araucanos y con todo aquél que se atreviera a enfrentarme. Me hirieron mil veces y cada vez veo menos. Vi como hombres valientes, y no tanto como yo, terminaban sus historias de ambiciones atravesados por una lanza de papel.
Mi sangre árabe española me hizo moro. Por mi instinto, a mi paso por el continente, tuve decenas de mujeres: indias, mestizas y en sábanas europeas una vez que fui al otro mundo. Con alguna de ellas llené de hijos mi nueva tierra. Y esos hijos tuvieron a sus hijos.
Fui rico, fui pobre.
Un día, ya cansado, con las pocas onzas de moneda plástica que me quedaba, compré mi vuelta a casa y regresé.
Mi pueblo es distinto, irreconocible y con extraños. Pero al fin reconocí el camino. Sólo tengo que cruzar este ancho mar de cemento con carruajes raros como la gente que navega en ellos.

domingo, 19 de julio de 2015

El centro de mi ciudad.


Escenografía de colectivos, veredas rotas, disquerías con tangos llenos de melancolía. Las luces nocturnas en la calle Corrientes. Pizzerías, cines y teatros llenos de almas que se deslizan sin descanso. La 9 de Julio ancha de orgullo.

Mi Buenos Aires querido.

viernes, 10 de julio de 2015

Mi pequeño mundo.


Nací en un país ubicado en lo más sur de las Américas. Bien lejos de todo.
Cuando era niño imaginaba que las nubes que veía en el cielo estaban encima de otros países, pero no en el mío.
Esa está sobre España, aquella sobre Brasil, ni que hablar de la más lejana que está sobre Canadá.
Era mi manera de ubicarme en un mundo que creía tan pequeño como mi lugar en él.
Mientras crecía iba descubriendo que estaba muy lejos de todo. No soñaba que podría alguna vez salir de ese, mi espacio en el mundo.
Un día, un chico del barrio se fue con sus padres a vivir a España. Todos los chicos fuimos a despedirlo al puerto de donde partió su barco.
Me di cuenta entonces de que ese país quedaba muy lejos y también que ninguna nube que yo hubiese visto estaba sobre España.
Allí supe que sí podría algún día irme del sur de las Américas. No me pareció tan difícil.
Lo hice. Ya de grande me alejé de mi pequeño mundo aunque no tantas veces ni tan lejos como hubiese querido. Porque nunca me resultó tan fácil.

Nací en un país que queda bien lejos de todo.
Tan lejos que nada está tan cercano a mi corazón como mi pequeño mundo.


martes, 7 de julio de 2015

Volaré.


Por todos los cielos del cielo.
Por todas las nubes que a veces tapan el sol.
Por sobre las nubes para ver el sol.
Por los millones de estrellas que nunca se apagan.

Volaré.
Hoy y cuando llegue la noche de mi tiempo.