domingo, 11 de abril de 2010

Vi una duendecita.

Cuatro vueltas al sol pasaron desde ese milagro.
La vi en unas callecitas, lisboetas y pequeñitas.
La vi subir y bajar con sigilo por veredas multicolores.
La vi dormir acurrucada y a palomas despertarla.
La vi esconderse en las noches y a las farolas delatarla.
Vi su desnudez de Venus, su sonrisa y sus lágrimas.
Vi su luz y su aura, entre vinos, velas y fados.
Era abril en Portugal. Primavera en mi alma.

2 comentarios: