martes, 23 de agosto de 2011

Te vi mirándome.

Lloraste en mi noche triste.

Lo hacías por mí.

Pobre mi pobreza.

Mi estúpida arrogancia.

Por esa tonta ilusión.

No lloré aquella noche.


Te vi mirándome.

Tus ojos en mis ojos.

Por temor a no entender.

Una sonrisa escondí.

Qué poca reacción.

A la noche culpé.

La noche era tan fría.


Se despidieron.

Todos lo hicieron de mí.

Ayudándome en mi dolor.

Otra vez te vi mirándome.

Ahí al alcance de mi mano.

Mis ojos dan fe.

Me acerqué y te besé.

Un impulso ciego.

No permitiría que tus ojos

Dejaran de apiadarse por mí.


Ellos se van.

Lo vivo y así lo cuento.

Te alejas con ellos.

Elegante, firme, hermosa.

Tus ojos suplicándome.

Los míos gritándote.

Volveré.

Bajas la vista.

Sabes que miento.

Sé que no es cierto.


Mi tiempo siempre regresa.

A esa noche que fue triste.

Una y otra vez.

Tengo que ver si me miras.

Como aquella vez me miraste.

En la noche de las noches.

Por los siglos de los siglos.

1 comentario: