miércoles, 18 de marzo de 2009

Mr Dick.

En el año 2000, Dick viajó a Londres enviado desde su trabajo para la supervisación de la post producción de un comercial filmado por una productora de Buenos Aires. Lo hizo acompañado por dos personas de la agencia y dos de dicha productora; una de esas personas era Mariana, la única mujer del grupo. También la única que hablaba inglés. Para Dick, cualquier idioma que no sea el que habla, es de otro mundo. 
No voy a entrar en detalles de la semana que pasaron allí; sólo les cuento que Dick estaba deslumbrado con la ciudad, aunque más de una vez casi queda debajo de uno de esos autobuses rojos de dos pisos, por cruzar la calle mirando para el lado contrario al que circulan los vehículos. Ya todos saben que en Londres las manos de circulación en la calle están cambiadas. Él, siempre lo olvidaba, además de no entender como pueden conducir un auto con el volante a la derecha. 
Cuando terminaron el trabajo, un sábado, nuestro hombre, le pidió a Mariana que le extendiera su pasaje a Madrid por dos días, para ir a visitar a su hermana y su mamá que vivían allí. La dulce mujer lo hizo. Al otro día, domingo, a las 8 y 30 de la mañana salía su avión de Heathrow. Los demás se quedaban un día más en Londres. Todo bien... Bueno no todo, Mariana calculó mal, e hizo ese sábado el check out de Dick en el hotel y el pobre se quedó sin cama para pasar la noche. Como siempre ha dicho Dick: "estoy liquidado", se expresó preocupado. Pero Mariana, tan eficiente a pesar de todo, le consiguió un hotel cerca del aeropuerto por internet y listo, ahora sí, todo el mundo a cenar y luego a dormir.
Durante la cena, los hombres del grupo se mofaban de Dick diciéndole que el hotel al que iba a ir esa noche estaba lleno de chinos, que las habitaciones no tenían baño privado y que no iba a dormir porque los turistas chinos nunca lo hacen; pasan la noche lanzando fuegos artificiales hasta incendiar el hotel. "Ja, ja, ja" decía Dick, en español.
Volvieron al hotel después de las doce de la noche; Mariana le pidió un taxi y cuando llegó se despidieron y todos le desearon suerte con los chinos. Nuevamente "Ja, ja, ja". El taxista acomodó la maleta de Dick y partieron. En el viaje, le mostró al conductor el papel con el nombre del hotel y el número de reservación que le había dado Mariana. El hombre lo leyó, se dio vuelta y preguntó en inglés, por supuesto: "¿De qué cadena? ¿De "Tál" o de "Cuál"?" Dick, que entendió, se desplomó. De "Tál" se jugó y hacia allí fueron.
Durante el viaje las calles londinenses eran cada vez más oscuras, con niebla de película, y fue peor cuando dejaron la ciudad... no se veía un alma... viva. Dick recordó a Jack el destripador, se puso un poco nervioso y más aún cuando el taxista lo miró por sobre su hombro y le sonrió, ¡allí notó que era igual al Príncipe Carlos! ¡Lo golpearía con su taco de jugar al polo o lo invitaría a pasar un fin de semana junto a él y su, entonces, novia Camila! ¡Nooooo!
Llegaron por fin al hotel y el pobre Dick respiró aliviado... o casi, porque el tipo bajo del auto y se dirigió al Lobby, hizo unas preguntas y volvió: "No es este hotel, es el de la cadena "Cuál" y emprendió nuevamente la marcha. Me secuestraron pensó nuestro anti-héroe bastante asustado. Llegaron a un hotel enoooorme, el tipo bajó la maleta, cobró su dinero y se fue. 
"Soy leyenda" murmuró Dick recordando un libro que leyó hace muchos años y ante semejante edificio. Ni una persona se veía por ahí, caminó lo que le parecieron kilómetros para llegar a la recepción y esperó. 5... 10 minutos y apareció una joven, alta, muy bonita y... con ojos razgados. "Empezamos mal" murmuró el hombre. Le entregó el papel con el número de reservación, ella lo miró con cara de nada, se fue y a los 5 minutos volvió diciéndole a Dick en inglés: Que ese no era el hotel, que ya le había reservado otro, que le pagaría el taxi al que ya había llamado, que se sentara en esos sillones y que si quería café o té. Dick pensó entonces: "Qué bueno, aprendí inglés en sólo dos minutos" ¡Porque entendió todo! Le contestó "No, thanks", se sentó en un sillón y esperó. A todo esto ya eran casi las dos de la mañana.
Mientras estaba allí vio pasar a una novia regordeta, muy blanca (todas las inglesas lo son para Dick) con los pómulos rosados y un poco pelirroja, enfundada en un vestido celeste. Detrás de ella el novio, flaquísimo y alto vestido con un esmoquin celeste. ¿Se acuerdan del granjero del cerdito Babe? igualito. Luego a tres jóvenes totalmente embriagados, cantando felices. Otra vez pasa la pareja de novios en dirección contraria y luego los tres jóvenes borrachos. "Esto es parte del entretinimiento que me preparó la china mientras espero el taxi" se dijo Dick. A los 20 minutos ella apareció diciéndole que el auto había llegado. 
Otra vez rumbo a lo desconocido, estuvo a punto de decirle al taxista que lo lleve al aeropuerto porque estaba harto de esa noche interminable pero, se sentía tan cansado, que no le vendría mal dormir unas tres horas aunque sea.
Llegaron a un hotel en la ruta llamado ISIS; de eso Dick no se olvida más porque cuando lo vio creyó estar en Egipto, ¡hasta palmeras tenía en el frente! Cuando entró al Lobby, cientos, miles, millones de personas circulaban. Alguien tocaba el piano, todos reían, había una cascada en el fondo ¡Casablanca! Si, ¿dónde está Humphrey Bogart? ¡Hasta creyó escuchar "Según pasan los años"! Pero Dick tenía mucho sueño, quería dormir. Pidió su habitación que por suerte le dieron por fin y rogó que lo despertaran a las 6 de la mañana. Subió al ascensor y bajó en el primer piso. Comenzó a transitar un pasillo muy largo y de pronto de una habitación sale un matrimonio hablando a los gritos ¡chinos... o japoneses o...! Golpean la puerta de la habitación de enfrente y ¡otros chinos! y luego de otra habitación salen más y más orientales y... por fin una puerta con el número de su llave. 
Dick se quitó los zapatos, se tiró a la cama vestido, cerró los ojos y sonó el teléfono. Abrió los ojos, tomó el auricular y gritó: ¡"Hola... Hola... Aló... Helou! Nadie del otro lado. Miró su reloj: las 6 de la mañana. No había dormido. ¡Se había desmayado!
Se afeitó, duchó y se cambió. Bajó al Lobby; los millones de personas seguían allí, pero esta vez Marlene Dietrich cantaba: "Lili Marlene".  Ahora estaba en Tobruk y en 1942. Pagó la noche de hotel, no quiso desayunar para no perder tiempo y pidió un taxi porque lo único que quería era volver al futuro. "Soy Mr Bean" pensaba mientras esperaba el taxi "me pasan todas, debería quemar la alfombra o romper un vidrio o incendiar el hotel como lo haría él, disimuladamente". Media hora y el taxi no llegaba, lo reclamó, otros quince minutos y no llegaba: "pierdo el avión, ahora sí que hago una maldad..." 
De pronto llega una combi, baja el conductor y grita: "Heathrow". Dick subió con su maleta sin pensarlo. A los 15 minutos estaba en el aeropuerto después de haber recorrido el mundo entero en una noche. Corrió a ubicarse en una cola para hacer su chek inn con el pasaje de avión en su mano, todo era lento, el avión se iba a ir sin él. Aparece un tipo del aeropuerto y le habla en inglés y allí se da cuenta de que lo que había aprendido en la madrugada en dos minutos no le sirvió de nada. No le entendió ni jota. El tipo le señaló el pasaje y un cartel que decía "Club Europe", claro, era para Primera Clase. Lo mandó a otra fila, hizo la cola, el check inn, despachó su maleta y corrió a la sala de embarque. Ni un Lord inglés había en ese lugar. "¡Perdí el avión y mi maleta ya debe estar en China!" casi gritó desesperado. Vio a dos empleados de la aerolínea a una entrada a una manga como a cuarenta y pico de metros. Voló hacia alli, mostró su ticket de embarque y subió al avión ¡Sííí, lo logró! 
Cuando entró, ya eran las 8 y media pasadas; desde ya que los aviones en Londres salen a horario; todos los pasajeros sentados tenían su vista clavada en Dick. Mientras caminaba al fondo del avión lo seguían con la mirada, serios, molestos. Él sonreía como pidiendo disculpas. Llegó a su asiento, se sentó al lado de una mujer muy inglesa que lo miró con una sonrisa cautivadora; Dick le hizo una mueca simulando una sonrisa y, le dijo lo que siempre quiso decir desde que vio a Ursula Andress salir del mar Caribe con su traje de baño blanco y un puñal colgado de su cintura: "Bond... James Bond".


4 comentarios:

  1. dick, estás seguro que el hotel ese no era el rick's café?

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  2. Ahora me queda la duda y es que... ¡¡¡Sííí!!! ¡¡Eraaaa!!! ¡¡Estuve allí!!!

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  3. Me encantó tu historia ( tu sobrina preferida)

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  4. Tragicómica vivencia, tan bien relatada, que logró atraparme ¡¡¡¡Felicitaciones!!!!

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