sábado, 15 de agosto de 2009

Lo que vieron tus ojos.

Fue en tu agosto.
Viste una escenografía de colectivos, veredas rotas y disquerías con tangos llenos de melancolía.
Recoleta, Plaza Francia, La Biela, y un cementerio donde sus habitantes permanentes sueñan en su sueño eterno, que pronto los visitarás nuevamente, para darles un poco de consuelo con tu belleza.
Las luces del centro en la calle Corrientes brillan ahora más que nunca, porque tus ojos las encendieron eternamente.
En la Boca, los lugareños dicen: Esa rubia de amplia sonrisa y ojos grandes, está, sigue estando aquí; en La Perla, en Caminito, en cada pintura, en cada color de sus casitas, en cada tango que se baila. Nunca se fue.
En San Telmo, no hay saumerio ni lo habrá, que disimule el aroma de tu perfume impregnado para siempre en sus paredes.
Los Docks de Puerto Madero, se convirtieron en el lugar mas visitado porque vos caminaste por su empedrado. El espíritu de los inmigrantes volvió a pasearse por sus veredas. Ella, llegó de lejos como nosotros, dicen, nos dejó su corazón, siguen diciendo.
Tu alma se desliza por Florida y Lavalle. En silencio lo hace, observando lo hace.
La 9 de Julio se cruza sin ver el otro lado después de que vos lo hiciste, porque está más ancha de orgullo.
Belgrano, ese caserón de tejas, te espera para que cuando vuelvas te quedes para siempre.
Palermo, sueña tu sueño profundo con la esperanza de volver a proteger tu descanso.
Y el río marrón, un mar para tus ojos, espera con ansias el día que aparezcas en el horizonte, como un barco con sus velas extendidas contra viento y marea.
Verás a la distancia un bosque lleno de vida. Tu Buenos Aires querido.

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