jueves, 12 de febrero de 2009

¡Un papel tissue, por favor!

Siempre lloro en el cine o cuando miro una película en televisión. Todo me emociona, hasta con las peores me pasa. Soy un caso de atar. Los finales pueden conmigo, entonces, cuando se encienden las luces, alguien seguramente, me puede ver con los ojos llorosos, igualito a Mia Farrow en "La Rosa púrpura del Cairo" e, inmediatamente tengo que hacer todo lo posible para disimular mi momento lacrimoso.

Hay películas, especialmente las románticas, que veo más de una vez cuando las dan por la tele. No me averguenza decir que: "Un lugar llamado Notting Hill" la he visto no sé cuántas veces e igualmente lloro en el final, cuando Julia Roberts está dando la conferencia de prensa y Hugh Grant, haciéndose pasar por periodista, le pregunta: "si se quedaría en Londres, si etc., etc..."
Lo mismo me pasa con el encuentro de Meg Ryan y Tom Hanks, que está con su hijo, en "Sleepless in Seattle", allí arriba en el Empire State. ¡A moco tendido lloro! ¡Y la vi como cinco veces!
Ni hablar de Cary Grant y Deborah Kerr en "Algo para recordar", cuando él descubre que ella no se mueve de su sillón, porque ha quedado paralítica por un accidente que tuvo cuando corría al mismo Empire State, para encontrarse con él. Allí me desplomo.
Me mata el momento en que "ET", se despide del niño sabiendo que no se van a ver nunca más, pero le asegura que estará siempre en su corazón y, Drew Barrymore, que era muy chiquita ¡Llora de verdad!
"Cinema Paradiso" me destruyó emocionalmente. Lloré tanto que me dolía el pecho y temí por mi vida. Créanme.
¡Y Penélope Crúz cuando canta (con su voz o no, no me importa) "Volver" en la de Almodovar! ¡Casi pido una ambulancia! 
Y que les puedo decir de "Rocky" cuando gana el título del mundo y, entre los abrazos y su cara desfigurada, clama angustiosamente por su esposa ¡A los gritos lloré!

Podría hablar de muchas más; decenas de films maravillosos que me han emocionado y que agradezco haberlos visto aunque para muchos resulte cursi. A veces me pasa que voy al cine con la intención de llorar, porque lo necesito, entonces ruego que haya un final feliz que me llene de snif, snif... Juro que cuando salgo del cine, me siento mucho mejor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario